Ouka Leele

Siendo muy pequeña, los cuadros de El Greco conseguían emocionarla profundamente, hasta el punto de hacerla llorar. Este magnetismo la hizo plantearse seriamente seguir por el camino de las Bellas Artes, pero finalmente ingresó en una escuela de fotografía. No se conformó con perseguir solo una de sus dos grandes pasiones, por lo que decidió unirlas y hacer de esta fusión su sello de identidad.

Bárbara Allende Gil de Biedma nunca quiso que su nombre completo apareciera en ninguna de sus obras. Al principio por pura timidez, más tarde porque sencillamente deseaba mostrar al mundo su creación, no al autor que estaba detrás de ella. Fue entonces cuando quedó impactada por un cuadro del pintor José Morera Ortiz, más conocido como «El Hortelano». Mapa de estrellas era, como su propio nombre indica, un mapa de estrellas. Producto de la imaginación del artista, una de ellas recibía el nombre de «Ouka Leele». Inspirada por esta obra pictórica y animada por su galerista, Albert Guspi, decidió comenzar a firmar bajo ese pseudónimo.

Entre sus fuentes de inspiración encontramos la obra de otros grandes genios de la talla de Dalí, Gauguin, Van Gogh, Picasso, Buñuel, Frida Khalo… En lo referente a la fotografía, solo es capaz de hacerle sentir cuando va más allá de la imagen, como en el caso de Helmut Newton e Irving Penn. Su estilo ha evolucionado en las distintas etapas, apostando primero por colores ácidos para después probar otros más neutros y regresar a la intensidad.

El cáncer que sufrió cuando solo tenía 22 años ha marcado su forma de ver la vida, «te da una gran sabiduría, ya que te hace sentir que cada instante es eterno y maravilloso». Considera la fotografía como poesía visual, un lenguaje con el que poder hablar sin palabras que le hizo merecedora en el año 2005 del Premio Nacional de Fotografía.

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